“Un refugiado es una persona como otra cualquiera, nuestra obligación como seres humanos es dar una respuesta digna”

La semana pasada algunos alumnos del centro tuvieron la oportunidad de volver a reunirse con nuestro antiguo alumno Iñigo Gutiérrez. Publicista de profesión, Iñigo colabora en el grupo Salvamento Marítimo Humanitario desde hace años ayudando a las personas refugiadas en la Isla de Chíos y en el Mediterráneo. Consciente de la necesidad de visibilizar esta situación y actuar con compromiso, Iñigo realiza una gran labor de concienciación a través de charlas que ayudan a acercar realidades que, en pleno siglo XXI, ponen los pelos de punta.

Llevas tiempo dando charlas sobre la situación de las personas refugiadas en Chíos. ¿Cuándo y por qué pensaste que debías visibilizar la situación de las personas que viven ahí?
Desde el momento que regresé de Chios la primera vez. Todas las noticias que llegan (que llegaban, porque ya no es noticia) no eran capaces de plasmar la magnitud ni la crudeza del problema, y entendimos como organización que era necesario realizar acciones de sensibilización aquí en casa. Las charlas es un método bastante eficaz de hacerlo.

En la charla del año pasado mencionaste el cambio de situación de las personas que viven en Chíos tras el pacto Europeo en torno a este tema. ¿Cuáles han sido las principales consecuencias de este pacto?
La principal es que hemos parado en seco las esperanzas de rehacer una vida que traen todas las personas que llegan a Europa. La UE ha organizado un limbo jurídico donde todo aquel que alcanza la costa europea encalla, independientemente de quién sea y porqué ha realizado el viaje. Hoy por hoy son miles las personas que se encuentran atascadas en un stand by y cuyo futuro está anclado sin posibilidad de ponerse en marcha.

Según los testimonios que los alumnos tuvieron la oportunidad de escuchar, “Just wait” es la única respuesta que reciben las personas que se encuentran atrapadas en Chíos. ¿Cómo describirías su situación?
Chios tiene actualmente sólo un único “campo de refugiados” que es en la práctica un vertedero humano. El campo tenía una capacidad para 800 personas y ahora son más de 2.500 las que se encuentran hacinadas en él. Viven en tiendas de lona, entre el barro, recibiendo unas raciones de comida diaria literalmente asquerosa. Están a 15 kilómetros de la ciudad, por lo que no les queda ni la posibilidad de moverse del campo. Nuestro equipo médico en la isla es junto al equipo del ejército la única ayuda sanitaria que hoy por hoy tienen. Si tuviera que definir la situación… dantesca. El invierno además en la isla es muy muy duro y se alcanzan temperaturas de -5 grados. Que junto con un clima húmedo suponen una situación dramática para todos los que allí están.

¿Cómo es el día a día de un voluntario en Chíos?
No se sabe muy bien qué va a pasar, es intenso. Puede producirse una arribada (la llegada de un bote a la isla) a cualquier hora. O nos pueden solicitar una asistencia de emergencia en el campo en cualquier momento. A los voluntarios cuando llegan se les dice; come y duerme en cuento puedas que no sabes cuándo podrás hacerlo la próxima vez. Hay momentos de calma, pero siempre es engañosa, ya que somos un servicio de emergencia y ésta se produce cuando menos lo esperas. Los voluntarios van en períodos de 15 días, porque un periodo más largo sería demasiado duro. Son 15 días de disposición absoluta las 24 horas del día.

¿Qué es lo más difícil a lo que te enfrentas cuando estás conviviendo con personas refugiadas que se encuentran en esta situación?
El sentimiento de vergüenza que tenemos al estar ante ellos. Sientes que eres parte de ese mundo que les ha dado la espalda y es difícil de gestionar. Además cuando ves las situaciones por las que pasan, las condiciones en las que viajan (los botes son una trampa mortal). Cuando ves llorar a un niño de frío (literalmente) intentas encontrar un sentido a las cosas, pero sientes que el mundo se ha vuelto loco. ¿Qué delito están cometiendo para ser tratados así? ¿Escapar de la guerra, el hambre y la persecución? ¿No podemos sacrificar algo de nuestra holgada existencia y compartirlo con quien lo necesita? Son personas que simplemente necesitan nuestra ayuda en este momento. Y tenemos todo para dársela.

Como Antiguo Alumno del Colegio ¿cómo te has sentido compartiendo tu experiencia?
Ha sido emocionante. Se vienen a la cabeza mil recuerdos de tantos años pasados en el colegio. Fue una sensación agradable estar en cierto modo de vuelta.

Compartiste tus vivencias con alumnos de 1.º de Bachillerato y con educadores del centro. ¿Qué destacarías de cada una de las charlas? ¿Qué te llamó principalmente la atención de cada uno de los grupos?
Como siempre las charlas comienzan alborotadas, es normal. Pero según avanza la proyección siempre ocurre lo mismo, terminan en silencio. Les impacta lo que ven. Las preguntas fueron profundas y muy atinadas. Pese a su juventud, creo que entendieron perfectamente el mensaje que estamos emitiendo. Y sus preguntas así lo demostraron.

¿Cuáles son los aspectos que más interesan y que más preguntan los alumnos?
Preguntan sobre el porqué de esta situación. Naturalmente no la entienden y les extraña. A veces hay preguntas que van a puntos más concretos de nuestro trabajo allí, pero en general es el porqué de esta situación lo que más les preocupa.

¿Con qué te gustaría que se quedaran los alumnos, es decir, cuál es el principal mensaje que te gustaría que recordaran?
Que un refugiado es una persona como otra cualquiera, que simplemente está escapando y salvando su vida y la de su familia. Que esto que les ocurre a ellos nos puede pasar a nosotros en cualquier momento, y que nuestra obligación como seres humanos es dar una respuesta digna a la ayuda que se nos pide.

¿Como colegio cómo podemos contribuir a esta causa?
No dejando que esta situación quede en el olvido, visibilizar a todos los niveles; profesores, alumnos y padres la situación que se vive y realizar acciones que eviten que queden olvidados. Hay mil actividades que se pueden hacer, como hacer un recordatorio semanal de la situación, un repaso de qué está ocurriendo… Debemos ser conscientes de que, mientras nosotros seguimos con nuestras vidas, hay gente que cada día está perdiendo su futuro aquí mismo en nuestra civilizada Europa.

Este año, tras ver el documental ZUK sobre los refugiados, Iñigo nos explicó que como parte del proyecto Maydayterraneo, durante el verano han reformando el Aita Mari, un barco de pesca vasco, para poder utilizarlo en los rescates en el Mediterráneo. Explicó cómo durante los últimos meses ha estado esperando a conseguir el permiso de uso de la embarcación, ardua tarea que finalmente han logrado realizar y prevén embarcar en enero. El el siguiente enlace os dejamos más información sobre el proyecto: http://www.maydayterraneo.org/somos/

Conociendo nuevas realidades a través de Fidela Borquez

El lunes 22 de octubre, tuvimos la oportunidad de recibir a Fidela Borquez que trabaja en Nador (Marruecos) con la población migrante que intenta o ha intentado cruzar la valla de Melilla. La Congregación religiosa Franciscana Misionera de María a la que Fidela pertenece, ofrece a los migrantes atención psicológica, sanitaria e incluso educación.

Las reflexiones que Fidela compartió en su intervención vuelven a poner sobre la mesa que no podemos mirar hacia otro lado ante esta realidad social en la que nos encontramos con noticias como esta: “Garantías Jurídicas que no sean papel mojado”

De corazón agradecemos la visita de Fidela y su participación en nuestro proyecto educativo a través de compartir su testimonio. Historias así nos ayudan a que los alumnos y alumnas se hagan conscientes de las distintas realidades que existen en el mundo. Además les da la oportunidad de conocer de primera mano la labor que hacen en el servicio de acogida de la Congregación, donde se atiende a estas personas que sufren secuelas físicas y psicológicas provocadas por un duro viaje migratorio.

La charla de Fidela no ha sido la única iniciativa que hemos realizado desde el colegio con el objetivo de acercar a los jóvenes al conflicto migratorio. En la experiencia de Mugetatik Haratago en Loyola (en colaboración con la ONG Alboan) nuestros alumnos de 2.º de la ESO vivieron en primera persona durante el mes de octubre la realidad de los migrantes y las dificultades a las que se enfrentan. Estas experiencias les ayudan a entender la necesidad de acoger, acompañar y defender a este colectivo, así como el impacto de nuestros actos cotidianos sobre los mismos.
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Arrupe sueña en Guetadar

Cada comienzo de curso, el equipo de Arrupe se escapa un fin de semana a Guetadar para definir los propósitos de curso y arrancar con ilusión. Es su particular “finde de los sueños”.

Este año las ganas de soñar han estado impulsadas, además, por la participación de 15 nuevos jóvenes que se incorporan, tras finalizar su etapa de Bachillerato en el colegio, a la gran familia de monitores-as. Además, 9 alumnas de 2º de Bachillerato han querido formar parte de esta experiencia (otros compañeros no pudieron acudir) con el objetivo de poder ser, en un futuro no muy lejano, miembros de esta gran comunidad y dar lo que ellos como alumnos están recibiendo. En la escapada también han participado pastoralistas del colegio que acompañan todas las iniciativas que realizamos en Arrupe Donostia.
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Como principal herramienta de trabajo para el fin de semana, Arrupe Donostia se ha basado en el Marco de las Comunidades Juveniles Ignacianas redactado por lo grupos ignacianos juveniles de la Zona Norte. El documento trata de definir cómo son los jóvenes de hoy en día y cuáles son las principales claves que debe tener un grupo de tiempo libre ignaciano que promueve el crecimiento y la formación de personas para los demás a través de actividades de tiempo libre.

Según las claves que identifica el Marco, el contexto juvenil actual nos plantea un alumnado que se siente protagonista de su propia vida y con ilusión de alcanzar sus metas. Nuestros alumnos, inquietos por naturaleza, buscan experimentar, vivir y relacionarse para comprender lo que les rodea. Todo ello, en un contexto donde la tecnología hace que vivan sobre-conectados y expuestos, lo que no evita una necesidad de cierta soledad e intimidad de uno mismo. Otro de los puntos claves es el reclamo de sus propios espacios, significativos y diferenciales de aquellos que usan con personas adultas y/o niños/as.
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Por ello, y con este punto de partida, sabemos que tenemos que seguir soñando para garantizar que Arrupe sea ese espacio acogedor que ofrece experiencias a los alumnos y, sobre todo, les acompaña desde la cercanía en ese crecimiento en valores humanos que les hacen ser personas para los demás.

No lo podríamos hacer sin ese gran equipo formado por monitores a los que les mueve el interés por educar y entienden esta labor desde la gratuidad, en clave de agradecimiento por lo que han recibido ellos de otras personas. Ese equipo que hace comunidad este fin de semana, (algunas personas incluso desplazándose desde Barcelona, León, Madrid o diferentes puntos de Euskadi), que coge fuerzas para dar lo mejor de cada uno en todo el proceso de acompañamiento a nuestros alumnos, desde el compromiso, la responsabilidad y el trabajo en equipo. ¡Gracias a todos los que nos habéis acompañado! ¡Gracias por venir a soñar y por hacer realidad durante el curso todos esos sueños!
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